Romance del moro que perdió la Alhama


Este poema narrativo es un romance viejo, por tanto, de origen tradicional. Este género se caracteriza por ser de transmisión oral y anónimo.
Extraídos muchas veces de cantares de gesta más extensos, los romances poseen un carácter fragmentario e intenso. Su temática es muy variada: épicos, históricos, líricos o novelescos.

Romance del moro que perdió la Alhama es un romance noticiero y morisco que se centra en el momento es que el rey Boabdil conoce la noticia de la pérdida de Alhama, pocos años antes de la caída de Granada.

Resumen: el rey de Granada recibe la noticia de que Alhama ha sido conquistada y hace un llamamiento a su gente para la guerra. Algunos de ellos le preguntan por la causa de lo ocurrido, y al enterarse un alfaquí (sabio o docto de la época) le culpa a él de la pérdida por la traición que hizo a los Abencerrajes, advirtiéndole también de la pérdida de todo el reino de Granada.

Tema: la culpa del rey moro de Granada por la pérdida del reino.


Romance del Rey Moro que Perdió Alhama

Paseábase el rey moro
por la ciudad de Granada,
desde la puerta de Elvira
hasta la de Vivarrambla.
«¡Ay de mi Alhama!»

Cartas le fueron venidas
que Alhama era ganada:
las cartas echó en el fuego,
y al mensajero matara.
«¡Ay de mi Alhama!»

Descabalga de una mula,
y en un caballo cabalga;
por el Zacatín arriba
subido se había al Alhambra.
«¡Ay de mi Alhama!»

Como en el Alhambra estuvo,
al mismo punto mandaba
que se toquen sus trompetas,
sus añafiles de plata.
«¡Ay de mi Alhama!»

Y que las cajas de guerra
apriesa toquen al arma,
porque lo oigan sus moros,
los de la Vega y Granada.
«¡Ay de mi Alhama!»

Los moros que el son oyeron
que al sangriento Marte llama,
uno a uno y dos a dos
juntado se ha gran batalla.
«¡Ay de mi Alhama!»

         
Allí habló un moro viejo,
de esta manera hablara:
—¿Para qué nos llamas, rey,
para qué es esta llamada?—
«¡Ay de mi Alhama!»

—Habéis de saber, amigos,
una nueva desdichada:
que cristianos de braveza
ya nos han ganado Alhama.
«¡Ay de mi Alhama!»

Allí habló un alfaquí
de barba crecida y cana:
—¡Bien se te emplea, buen rey,
buen rey, bien se te empleara!
«¡Ay de mi Alhama!»

Mataste los Bencerrajes,
qu’eran la flor de Granada;
cogiste los tornadizos
de Córdoba la nombrada.
«¡Ay de mi Alhama!»

Por eso mereces, rey,
una pena muy doblada:
que te pierdas tú y el reino,
y aquí se pierda Granada.—
«¡Ay de mi Alhama!»



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