El ladrón devoto (de Milagros de Nuestra Señora). Gonzalo de Berceo / S. XIII


Los "Milagros de Nuestra Señora" fueron escritos hacia mediados del siglo XIII. Esta obra se inscribe en una extensa corriente de literatura clerical de milagros marianos que circulaba por toda Europa, tanto en latín como en lenguas romances. Para componer la obra, Berceo se inspira en una colección de milagros escritos en latín, pero, al hacerlo, su personalidad queda al descubierto en la cuidada reelaboración de las fuentes y en la atención que presta al efecto que ha de lograr en un público que accederá a ello de un modo oral.

Berceo se presentará utilizando recursos propios de los juglares y buscará mantener la atención de público mediante relatos en los que maneja el humor, la mención de lo cotidiano y la introducción del elemento mágico, vinculado a la presencia de lo divino.

San Millán de la Cogolla

La vida de Gonzalo de Berceo se extiende a lo largo de la primera mitad del siglo XIII, un siglo sin duda decisivo para la historia de la humanidad.
Es el siglo del arte gótico, en que las nuevas concepciones recién creadas por los años de su nacimiento en el Norte de Francia inundarían las ciudades de Europa de grandes catedrales (León, Burgos y Toledo en los reinos de su nacimiento y contexto cultural), difundirían una nueva escultura y una nueva pintura, en las que la rigidez, hieratismo y simbolismo del románico serían sustituidas por una concepción del arte más representativo, más atento a reproducir la realidad visible y más propenso a describir los sentimientos y afectos humanos.


(Versión original y, a continuación, versión adaptada en castellano actual)

El ladrón devoto

142Era un ladrón malo          que más querié furtar
que ir a la eglesia          nin a puentes alzar;
sabié de mal porcalzo          su casa governar,
uso malo que priso,          no lo podié dexar.

143Si facié otros males,          esto no lo leemos,
serié mal condempnarlo          por lo que non savemos,
mas abóndenos esto          que dicho vos a vemos,
si ál fizo, perdóneli          Christus en qui creemos.

144Entre las otras malas,          avié una bondat
que li vahó en cabo          e dioli salvedat;
credié en la Gloriosa          de toda voluntat,
saludávala siempre          contra la su magestat.

145Si fuesse a furtar,          o a otra locura,
siempre se inclinava          contra la su figura,
dizié «Ave María»          e más de escriptura,
tenié su voluntad          con esto más segura.

146Como qui en mal anda          en mal á a caer,
oviéronlo con furto          est ladrón a prender;
non ovo nul consejo          con qué se defender,
judgaron que lo fuessen          en la forca poner.

147Levólo la justicia          pora la crucejada,
do estava la forca          por concejo alzada;
prisiéronli los ojos          con toca bien atada,
alzáronlo de tierra          con soga bien tirada.

148Alzáronlo de tierra          quanto alzar quisieron,
quantos cerca estavan          por muerto lo tovieron:
si ante lo sopiessen          lo que depués sopieron,
no li ovieran fecho          esso que li fizieron.

149La Madre glorïosa,          duecha de acorrer,
que suele a sus siervos          ennas cuitas valer,
a esti condempnado          quísoli pro tener,
membróli del servicio          que li solié fer.

150Metióli so los piedes          do estava colgado
las sus manos preciosas,          tóvolo alleviado:
non se sintió de cosa          ninguna embargado,
non sovo plus vicioso          nunqua nin más pagado.


151Ende al día terzero          vinieron los parientes,
vinieron los amigos          e los sus connocientes,
vinién por descolgallo          rascados e dolientes,
sedié mejor la cosa          que metién ellos mientes.

152Trobáronlo con alma          alegre e sin danno,
non serié tan vicioso          si yoguiesse en vanno;
dizié que so los piedes          tenié un tal escanno,
non sintrié mal ninguno          si colgasse un anno.

153Quando lo entendieron          los que lo enforcaron,
tovieron que el lazo          falsso gelo dexaron;
fueron mal rependidos          que no lo degollaron,
tanto gozarién d'esso          quanto depués gozaron.

154Fueron en un acuerdo          toda essa mesnada,
que fueron engannados          enna mala lazada,
mas que lo degollassen          con foz o con espada;
por un ladrón non fuesse          tal villa afontada.

155Fueron por degollarlo          los mancebos más livianos,
con buenos seraniles          grandes e adïanos;
metió Sancta María          entre medio las manos,
fincaron los gorgueros          de la golliella sanos.

156Quando esto vidieron          que no'l podién nocir,
que la Madre gloriosa          lo querié encobrir,
oviéronse con tanto          del pleito a partir,
hasta que Dios quisiesse          dexáronlo vevir.

157Dexáronlo en paz          que se fuesse su vía,
ca ellos non querién ir          contra Sancta María,
mejoró en su vida,          partióse de follía:
quando cumplió so corso          murióse de su día.

158Madre tan pïadosa,          de tal benignidat,
que en buenos e en malos          face su pïadat,
devemos bendicirla          de toda voluntat:
los que la bendissieron          ganaron grand rictat.

159Las mannas de la Madre          con las d'El que parió
semejan bien calannas          qui bien las connoció;
Él por bonos e malos,          por todos descendió,
Ella, si la rogaron,          a todos acorrió.


El ladrón devoto (versión en castellano moderno)
(Versión extraída de http://elarlequindehielo.obolog.es/)
  

Había un ladrón malo que prefería hurtar
a ir a las iglesias o puentes levantar;
solía con lo hurtado su casa gobernar,
tomó costumbre mala que no podía dejar.

Entre todo lo malo tenía una bondad
que al final le valió y le dio salvedad:
creía en la Gloriosa con toda voluntad
y siempre saludaba hacia su majestad.

Como aquel que mal anda en mal ha de caer,
una vez con el hurto lo hubieron de prender;
como ningún consejo lo pudo defender
juzgaron que en la horca lo debían poner.

Lo llevó la justicia para la encrucijada
donde estaba la horca por el concejo alzada,
cerránronle los ojos con toca bien atada,
alzáronlo de tierra con la soga estirada.

Alzáronlo de tierra cuando alzarlo quisieron,
cuantos estaban cerca por muerto lo tuvieron:
más si antes supiesen lo que después supieron
nunca le hubieran hecho todo lo que le hicieron.

La Madre gloriosa, tan ducha en acorrer,
la que suele a sus siervos en las cuitas valer,
a este condenado quísolo proteger,
recordose el servicio que solía hacer.

Puso bajo sus pies, donde estaba colgado,
sus manos preciosísimas; túvolo levantado;
no se sintió por cosa ninguna embarazado,
ni estuvo más vicioso nunca ni más pagado.

Al fin al tercer día vinieron los parientes,
vinieron los amigos y vecinos clementes;
venían para descolgarlo rascados y dolientes,
pero estaba mejor de lo que creían las gentes.

Y estuvieron de acuerdo toda esa mesnada
en que los engaño una mala lazada,
que debían degollarlo con hoz o con espada:
por un ladrón no fuera la villa deshonrada.

Fueron por degollarlo los mozos más livianos
con buenos serraniles, grandes y bien adianos:
metió Santa María entre medio las manos
y quedaron los cueros de su garganta sanos.
Lo dejaron en paz que siguiese su vía,

porque no querían ir contra Santa María;
su vida mejoró, se apartó de folía,
cuando cumplió su curso murióse  de su día.

A madre tan piadosa, de tal benignidad,
que en buenos como en malos ejerce su piedad,
debemos bendecirla de toda voluntad:
aquél que la bendijo ganó gran heredad.


 Glosario:
  • Su majestad: su imagen
  • Cuitas: penas
  • Vicioso: a gusto
  • Rascados: arañados (se habían arañado las caras por el dolor)
  • Serraniles: sierras
  • Adianos: grandes
  • Folia: locura







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