El romancero medieval


Poesía oral narrativa, da carácter épico o lírico (breves relatos novelescos). Son composiciones en una serie indefinida de versos octosílabos, con rima asonante en los pares. 

La temática es variadísima y la mecánica de la tradición oral ha generado multitud de variantes (versiones) diferentes de cada uno. Desde los primeros romances del siglo  XIII, la tradición ha pervivido hasta nuestros días.


Abenámar es uno de los llamados romances fronterizos, una variedad de los romances históricos: tratan de acontecimientos (reales, legendarios o basados en la realidad pero idealizados) ambientados en el entorno de la lucha de frontera entre los reinos cristianos y los musulmanes.

Este romance evoca poéticamente una escena del reinado de Juan II de Castilla (S. XV): es un diálogo entre el rey cristiano y un moro aliado (Abenámar) en el que se trasluce la pasión de Juan II por la ciudad de Granada y su frustración ante la imposibilidad de alcanzarla (hasta 1492, Granada permanecerá bajo el dominio musulmán).

La versión cantada que escucharemos es un fragmento de una versión conservada por la comunidad sefardí (descendientes de las comunidades judías expulsadas de España en 1492) de Melilla, grabada en 1984 por Clarita Benaim:



Abenámar, Abenámar

moro de la morería,

el día que tu naciste

grandes señales había.



Estaba la mar en calma,

la luna estaba crecida.

Moro que en tal signo nace

no debe decir mentira.



Y no os la diré señor

aunque me cueste la vida,

que de chico y de muchacho

mis padres me lo decían:



Que mentiras no dijese

que era grande villanía.

Pregunta, pues, el buen Rey

que la verdad te diría.



¿Qué palacios son aquellos

altos son y relucían?

La Alhambra era Señor,

palacio de gran valía.



El moro que lo labraba

cien duros ganaba al día,

y el día que no los labra

otros tantos se perdía. (...)






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