Utilizamos el término sefardí para referirnos a los descendientes de los judíos expulsados de la Península Ibérica a finales de la Edad Media, que en su diáspora formaron comunidades en diversos países de Europa, el Mediterráneo Oriental y el Norte de África.
Puede considerarse que la diáspora sefardí empieza ya a finales del
siglo XIV, cuando la oleada de asaltos a juderías y matanzas de 1391 –y
las subsiguientes conversiones forzadas— impulsaron al exilio a un
cierto número de judíos, que se refugiaron mayoritariamente en las
comunidades judías que ya existían en el Norte de África.
La expulsión de los judíos de Castilla y Aragón por los Reyes Católicos
en 1492 arrojó fuera de estos reinos a un contingente de cerca de cien
mil judíos, que fueron a asentarse en algunos lugares de Europa
(Italia, el sur de Francia o Portugal), en el reino de Marruecos, o en
las tierras del Mediterráneo Oriental que pertenecían al entonces
pujante y extenso imperio otomano. En 1497 se expulsa a los judíos del
reino de Navarra.
A raíz del matrimonio del rey don Manuel I de Portugal con la infanta
Isabel de Castilla, hija de los Reyes Católicos, en 1496 se decretó la
expulsión de los judíos de Portugal, que al final no se ejecutó como tal
expulsión, sino que se concretó en una masiva conversión forzada en
1497. Muchos de los convertidos (cristãos novos o cristianos nuevos)
mantuvieron a escondidas la práctica de la religión de sus mayores, cosa
que fue posible en gran medida porque en Portugal no actuó la
Inquisición hasta 1540.
La búsqueda de una lengua, el ladino, y de un pueblo, el sefardí, animan al rabino Eliezer Papo a emprender un fascinante viaje por el túnel del tiempo. Un recorrido por Jerusalén, Estambul, Salónica, Split, Sarajevo, Curaçao y Toledo. Recuperamos viejas canciones, antiguos cuentos, dramáticas vivencias y hermosas palabras que han sobrevivido durante más de cinco siglos en la memoria de los sefardíes:
Estos conversos criptojudíos (con frecuencia llamados despectivamente marranos) fueron, a su vez, el germen de comunidades sefarditas en los Países Bajos, en Inglaterra, en Hamburgo, en ciudades italianas como Ferrara o Ancona, o en las colonias portuguesas y holandesas de América; a lo largo de los siglos XVI y XVII, algunos conversos abrazaron abiertamente el judaísmo y se integraron en las comunidades sefarditas de Marruecos o del Oriente Mediterráneo.
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Para conocer mejor este tema, resulta muy iluminador a ver un documental El último sefardí, que aborda la situación del ladino (lengua de los sefardíes) en la actualidad:
Título original: El último sefardí
Año: 2003
Director: Miguel Ángel Nieto
SINOPSIS:
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