España es un estado
en el que conviven varias lenguas. La lengua común a todos los territorios es
el castellano (lengua oficial); pero
hay amplias zonas en el norte y este peninsular en las que además del
castellano se hablan otras lenguas: gallego, vasco y catalán (lenguas cooficiales), reconocidas como tales en
la constitución de 1978 y en los Estatutos de Autonomía de Galicia, País Vasco,
Comunidad Foral de Navarra, Cataluña, Islas Baleares y Comunidad Valenciana. En
septiembre del 2010 el Parlament de
Cataluña reconoció como lengua cooficial el aranés (variedad del gascón que
proviene del occitano) en el Valle de Arán, junto con el catalán y el
castellano. Además, perviven dos lenguas (hay filólogos que las consideran dialectos
históricos), astur-leonés y navarro-aragonés, que no han logrado la
cooficialidad; pero que están protegidos en los Estatutos de Autonomía del
Principado de Asturias y de Aragón respectivamente. Todos estos idiomas, salvo
el vasco, proceden del latín, por lo que reciben el nombre de románicos.
El castellano
muestra variantes geográficas, por
razones históricas y a causa del contacto con otras lenguas.
En España ha generado diversas variedades dialectales: variedades meridionales (andaluz, extremeño, murciano y canario), variedades septentrionales y las variedades de zonas en contacto con las otras lenguas cooficiales y con los dialectos históricos.
Además no solo se
habla en España sino que lo encontramos como lengua materna en casi toda
Sudamérica, Centroamérica, el Caribe y sur de América del Norte, esta variedad americana
se denomina español de América.
También se habla en Filipinas y en zonas de África (Guinea Ecuatorial y
territorios de Marruecos y el Sáhara)
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